Casa Cosecha de Lluvia se ubica en las montañas al sur de Valle de Bravo, aproximadamente a dos horas al oeste de la Ciudad de México, cuidadosamente posicionada para disfrutar del paisaje natural que ofrece el Volcán Xinantécatl (Nevado de Toluca). Situada en un desarrollo rural que contiene lotes para casas y una reserva natural de bosque medio de montaña, con un sistema hidrológico basado en la recolección de agua de lluvia a través de un sistema de presas interconectadas que funcionan por gravedad. El objetivo consistió en producir una residencia que pudiera funcionar independiente de la red, mediante una matriz solar fotovoltaica y un sistema de colecta, tratamiento y almacenamiento de agua; que trabajan en conjunto con un clima local donde los veranos son húmedos y los inviernos extremadamente áridos.

En esta región, similar a otras zonas circundantes del Valle de México, el agua se ha convertido en un recurso cada vez más valioso a medida que incrementan las temperaturas y aumentan las poblaciones. Aún cuando la región experimenta una fuerte temporada de lluvias, la recolección de agua pluvial no es una práctica común. En cambio, la extracción de agua desde cuencas hidrográficas distantes se ha convertido en la práctica nacional.

El proyecto promueve una ruta alternativa, desde una visión integral, que propone diseñar regenerativamente con el agua natural de la región y la permacultura; estableciendo una relación holística e integrada entre personas y ecosistema. Además de contribuir a la restauración del microclima de la región, el proyecto sirve como testimonio del potencial de la recolección de agua pluvial para crear sistemas hídricos autónomos e independientes de la red, que eliminan la dependencia a un suministro municipal. Sobre cualquier otro componente medioambiental, la conserva y mejora de la calidad del agua como recurso limitado, tiene el potencial de mejorar drásticamente la sostenibilidad de los entornos construidos en México y otras regiones.

Los tres pabellones que conforman el conjunto fueron concebidos como pórticos cuya materialidad permite desvanecer su presencia entre la vegetación para vivir el paisaje. Disfrutando los días de Sol en la resolana, y los días de lluvia bajo cubierta.